Queridas valentinas, hoy
os vengo a hablar de algo que muchas negaréis pero que todas las mujeres que no
vivimos en un castillo de cristal, rodeadas de lujos y un pivonazo con función
de novio, hemos hecho alguna que otra vez a lo largo de nuestra vida
amorosofestiva. Si, si, hablo de intentar buscar nuestra media naranja en esas
páginas web que te prometen el oro y el moro sexual, Porque raro es que vayamos
por la calle y encontremos nuestro príncipe azul o nos sentemos en una
cafetería/biblioteca/parque y crucemos la mirada con un machote, se pare el
mundo y nos rodeemos de corazoncitos rosas. Por lo tanto, en un momento de
bajón porque todas tus amigas están felizmente emparejadas o tu novio de toda
la vida acaba de dejarte mas tirada que una colilla... ¡Allá vamos! A buscar al
hombre de nuestros sueños para ser de una puñetera vez felices y comer
perdices.
Tu piensas que esto es un
método científico, que si por la vía tradicional te comes los mocos de esta
forma, no puedes fallar.
Te creas un perfil,
mientes sobre tus gustos y te pones una foto de hace tropecientos mil años
donde sales monísima de la muerte y con diez quilazos menos en el body, y aún
así piensas que el resto de personas van a ser sinceras...Empiezas a mirar
perfiles y fotos y a descartar. Uno muy calvo, otro muy gordo, otro con una
cara indescriptible y de repente ¡Zasca! Aparece uno que es perfecto, es guapo,
le gusta leer, viajar e ir al teatro y para ponerle la guinda al pastel en el
apartadito de "profesión "
sale escrito con letras mayúsculas y con purpurina para tus ojos que es MÉDICO.
¡BIN-BIN-BIN-BINGO! Como una loca
escribes y reescribes un mensaje que le pueda resultar atractivo y tras varios
días de conversaciones interminables hasta las tantas de la mañana te decides a
quedar con él, resulta que encajáis en absolutamente todo y además de ser guapo
y gracioso esta forrado. Por fin vas a poder darte la buena vida que siempre
has imaginado.
Dice que va a
sorprenderte, que va a preparar una cita que nunca podrás olvidar y claro, tú
ya te pones histérica y empiezas a sacar
todo lo que tienes en el armario. Te habías imaginado con unos vaqueritos
pitillo, taconazos y un escote brutal pero te das cuenta que entre tu ropa no
hay nada de eso, porque siempre vas a lo práctico y nunca piensas en este tipo
de cosas ,o tu ropa es muy de fiesta o muy de estar por casa. Consigues
rescatar un vestidito ibicenco y unas sandalias con cuña bastante apañadas pero
joder, ahora el tiempo te va a venir justísimo porque tienes que podar esa
jungla que has dejado crecer de cintura para abajo.
Te pones a tope con las
bandas de cera, la ducha exfoliante, limpieza facial y esas cosas que siempre
prometes hacer una vez por semana y terminas haciéndolo única y exclusivamente
cuando sabes que hay posibilidades de magreo. Pasas por chapa y pintura y por
último te metes en el vestido que parece haber encogido dos tallas y te queda más
cortito de lo que recordabas pero ya no hay tiempo de buscar nada más.
Bajas al portal con los
nervios a flor de piel y sisisi...por ahí viene un pedazo de deportivo que te
deja patidifusa, aparca delante de ti y los faros te ciegan y cuando te das
cuenta estás dándole dos besos a tu futuro maridito. ¡Pero espera! Este tío en
las fotos pesaba bastante menos y tenía mucho más pelo, entonces te das cuenta
que no eres la única que ha mentido...bueno, ese cochazo y la ropa de diseño
podrán suplir cualquier carencia que tenga.
Total valentinas, que la
supuesta súper cita acaba siendo unos burritos metida en el coche mientras
vemos en el autocine "Fast & Furious" y yo solo pienso en pegarme
un tiro y acabar con este sufrimiento. Para colmo cuando te lleva a casa te da
un besito en la mejilla y te dice que ya te llamará, ¡No te jode! si aún
aspirará a tener una top model en su cama.
Pero lo peor son los
chicos ratas y agarrados, porque este aún, aún era generoso y me invitó a todo,
pero recuerdo una de estas ciber citas fallidas que tuvo Nati antes de
descubrir que lo suyo no eran los gambones si no las almejitas. El muchacho era
un penurias muy grande, quería pagarlo todo a medias (que daño ha hecho el feminismo en las citas) y le
pidió a Natashita que le acompañase a comprar pienso para su gato, ¿Puede haber
algo mas anti erótico? ¡Pues si! El chaval tenía un espacio entre pala y pala
de dos dedos, ni más, ni menos, además de ir vestido como un auténtico niño de
mami, camisita, náuticos y el pelo lamido por una vaca hacia atrás. Obviamente
Nati nunca más quiso saber nada de él.
Nuestra querida mami, la
que actualmente es una "responsable" mujercita de su casa también
tuvo sus coqueteos con el ciber-ligoteo. Lo suyo parecía que iba a llegar a
buen puerto hasta que descubrió que lo que su churri tenía entre las piernas no
era un pene si no un gusanito pequeño y delgadito, y claro, los kilos de más o
la alopecia se pueden pasar por alto, pero un micro pene es un obstáculo insalvable
en una relación.
La única pareja que
conozco que ha salido de una de estas
páginas-milagro han sido "Los Jolie". Ellos se conocieron así,
precisamente con una típica ciber cita... Con la diferencia de que en vez de
hablar de sus vidas privadas, hablaron del desembarco de Normandia, y entonces
supieron que estaban hechos el uno para el otro, si, ya os contaré la relación
tan rarita que mantienen.
Elenota también conoció a
su ex novio por internet y bueno, no están juntos, con eso lo digo todo ¿no?
No me enrollo más porque
este tema da para mucho y total, ninguna vais a reconocer que habéis tenido una
ciber cita, ¿no?
Espero que nos juntemos
otra vez el domingo que viene valentinas, ¡Os quiero!
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