domingo, 29 de junio de 2014

donde hay carne, hay alegria

Buenas Valentin@s:
Un domingo más vengo a hablar de la cruel realidad, y si, esta vez es cruel como ella solita.
Todo empezó el miércoles pasado, cuando llamé a Elena para contarle una de mis indignaciones momentáneas, porque así soy yo, me enfado, me enrabio, llamo a todo el séquito para despotricar y patalear y al día siguiente ni me acuerdo, oiga. Pues eso, que la llamé para poner verde a alguien y terminamos hablando de lo gorda que me estaba poniendo, bueno, yo terminé hablando de mis lorzas, porque Elena, como buena amiga que es, se dedicaba a decirme que era una exagerada, que no era para tanto...cuando todos y todas sabemos que sí que lo es pero decirle algo así a tu amiga a la cara es ser una mala pécora. Total que le dije que el día uno iba a empezar la dieta, porque si no el día de mi boda voy a ir rodando al altar y entonces me preguntó que cuanto pesaba ahora, yo le dije que me lo dijese ella primero y de esta manera empezamos la típica conversación de "No tú, No tú primero...No tonta tú" pero en vez de con amor, con grasa de por medio.
Y es que las mujeres nos obsesionamos y nos volvemos locas con esto de perder peso, que conste que lo digo mientras me estoy metiendo entre pecho y espalda una bolsa de Doritos con su correspondiente cervecita, pero aún no estoy faltando a la dieta porque no es día uno, ¿eh?
Probamos absolutamente de todo, desde dietas milagro hasta chorradas que pasarán a la historia, como cuando yo me dedicaba a estar en casa con la tripa envuelta en papel, plastiquero, transparente que sirve para guardar la comida porque pensaba que así eliminaría líquidos de la zona embasada al vacío (juro que esto es verdad). Obviamente no dio ningún tipo de resultado. Otra vez me dediqué a comer durante quince días, única y exclusivamente sandía, con lo que conseguí aborrecerla y ahora no puedo ni oír hablar de ella. Nati estuvo masticando algodón porque así se pondría más fuerte, Elena se pesaba cada dos horas y tomaba una cucharada de aceite de oliva en ayunas para limpiar el tránsito. Porque otra cosa no, pero Elena y yo hemos demostrado empíricamente que si te pesas en ayunas y después de haber hecho cacotas, eres más delgada, porque si, increíblemente la mierda también pesa. Andrea se gastó unos cincuenta lereles en una crema reductora y otros tantos en una sesión de crionosequé que le haría perder mil tallas y nada, todas seguimos  con nuestros kilos de más como inquilinos, morosos y constantes.
Lo peor de todo es que no se puede tener una relación cordial entre tu báscula y tu vida amorosa, porque una vez has conseguido quedarte con un tipín de la muerte, aparece un chulaz@ y tu cuerpo vuelve a explotar y convertirse en una masa grasienta a tamaño real. Eso sí, tu pareja nunca te dirá que te sobran kilos, porque si lo hace ya sabe donde está la puerta.
Elena dice que el estar gorda es símbolo de felicidad, pero eso que se lo cuente a su madre porque si yo tuviese un tipazo de forma natural y fuese una de estas asquerosas que comen todo lo que quieren y no engordan ni un miligramo, entonces si que sería feliz porque de verdad os digo que la comida es el placer supremo del planeta y cuanto más insana es, más rica está, ¡joder!
Esta vez sí que tengo que conseguir hacer la puñetera dieta, ya nadie me cree ni se fía de mí, me toman por el pito del sereno. Es verdad que no soy muy constante, pero esta vez lo tengo que hacer por mí y por todos mis compañeros, para evitarles el espectáculo deplorable de verme vestida cual mesa camilla el día de mi boda.
Y ojo, que no quiero quedar como una chica superficial o una de estas tontas amantes del postureo, no, pero si que es verdad que la sociedad en la que vivimos nos hace seguir unos cánones de belleza muy claros. Aaaais Valentin@s, ojalá volviésemos a la época de la Maja desnuda, donde tener carne donde agarrar era algo súper sexy y estético.
En fin, que si la gordura es felicidad, debo ser la mujer más feliz del planeta Tierra.
Un besazo grasiento para todos mis Valentin@s, os espero el domingo que viene y esta vez seguro que mejor, porque este domingo ha sido algo breve, intenso pero breve, pero tendréis que perdonarme porque estoy de exámenes y mi cuerpaso no da para más.
¡Abrazotes de osa!
facebook@ valentina en tacones
Twitter: @valentacones

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