lunes, 1 de septiembre de 2014

Valentina y los bebes

Buenas mis queridos valentinos y valentinas: 

Este fin de semana pasado, una amiga, no valentina, tuvo un nene, bonito, pequeñito, suave y con ese olor característico de los bebés. En ese momento me entró un arrebato de ternurita máxima y de querer salir corriendo con él en brazos y mudarme de país, o quizás, incluso, de continente y ya devolvérselo cuando empiece a salirle el bigotillo y su estupidez de niñato en plena pubertad empiece a dar señales de vida. 

Esa misma noche quedé con alguna de estas valentilocas del coño para tomar unas cañas y hablar de esas cosas importantes y trascendentes de la vida, como lo foquísimas que se han puesto algunas de las arpías de nuestro pasado, de lo ridículo que es que los hombres se pongan brillantitos en la nariz o si el vinagre suaviza o aclara el pelo. 

Bien, pues en este momento tan místico de la noche, en pleno barrio ruzafa, entre una mesa llenita de chicas que más que ropa, llevaban bikinis y otra donde los maromos llevaban camisetas de rejilla, nos planteamos el tema de si queríamos ser o no madres. 

Obviamente Andrea siempre lo tuvo claro, su hijo no fue un desliz de una noche, si no que fue un niño buscado y prácticamente obligatorio en ese momento de la pareja. Su chulazo es más joven que ella, si, si es una vieja verde asalta cunas en toda regla, así que cuando ella decidió que su reloj biológico estaba apuntito de caramelo, esposó a su noviete (para entonces recién salido de la adolescencia) a la cama y lo exprimió como si quisiese hacer zumo de Andreo. Y nueve meses después nació Andreito Junior. Dice que es lo más bonito que le ha pasado en la vida, y  me lo creo, supongo que la sensación de ser madre tiene que ser algo indescriptible pero yo, yo personalmente aún no sé donde posicionarme. No sé si quiero ser madre, o una mujer moderna que prefiere disfrutar la vida egoístamente hablando. Porque no, no nos engañemos, si hoy en día quieres ser una mujer moderna no puedes ser madre, básicamente porque el día solo tiene 24 horas, y o bien te duplicas, o estás forrada como Angelina Jolie, que tiene un equipo entero de baloncesto, porque claro, si tienes pasta puedes ser madre y moderna al mismo tiempo. 

Nosotras, como pobretonas felices y corrientes tenemos que elegir uno de los dos caminos, porque dudo que algún día venga Johnny Depp a decirme que quiere sacarme del anonimato y tener una camada de cachorritos conmigo, y así, poder ser una madre súper moderna, con el pelo perfecto, ni un gramo de grasa en mi operado cuerpo y unas gafas de espejo y un bolso gigante de mami cool donde guardar cuatro juguetitos de los nenes que complementen con mis Manolo Blahnik, mientras la niñera se encarga de cambiar pañales y limpiar mocos. 
Como eso es prácticamente imposible que pase, hay que elegir. 

Andrea va cuando puede a la peluquería, hipoteca todas sus tardes en el parque rodeada de niños y de madres marujas y criticonas, sacrifica todas las mañanas de sus fines de semana sin poder despertarse más tarde de las 9:00 pero oye, aún así es feliz. Yo, creo que me pegaría un tiro, hoy por hoy soy egoísta, me encanta hacer desayuno-comida los sábados y los domingos, pasarme las tardes en la cafetería de la universidad o en alguna terracita tomando algunas tapitas regadas con cervezuela, me gusta mucho ir de viaje, y cuando digo ir de viaje es ir a lugares donde se pueda bailar, donde la cultura del lugar no te deje respirar y puedas volver por las noches al hotel y pensar que te van a reventar los pies de tanto que has andado visitando monumentos y museos, plazas y barrios estrafalarios. Como aquel viaje exprés que hicimos Julia y yo a Londres, o el que hicimos Nati y yo a la bella Florencia. 

Me gusta follar con el futuro padre de mis hijos por cada rincón de la casa, sin tener que taparnos la boca ni poner pestillo en la habitación…y esto me recuerda a cuando pillé yo a los míos dale que te pego… ¡nooooo! Eso fue lo más impactante de mi vida, más que cuando mi novio me pidió matrimonio. Espero que Andreito Junior nunca tenga que presenciar semejante espectáculo, así que pestillito en la puerta y mordazas en la boca para no emitir ni un gemidito queridas mamis del mundo. 

Ari lo tiene muy claro, ella tendrá trescientos perros pero ni un solo niño, dice que desde que te quedas preñada es todo un asco, vómitos, nauseas, estrías, almorranas, noches en vela, pañales cagados, mocos, más vómitos, que si pagas los fines de semana, problemas de la adolescencia, preocuparte por que no se queden embarazadas, o porque no dejen embarazadas y con un poco de suerte se independizarán a los treinta. 

Nati dice que si que quiere hijos, uno natural, pero que se quede embarazada la otra, que pasa del parto mucho y luego el resto de las criaturas adoptadas. 

Carol si que quiere tener hijos y dice que ella no quiere anestesias de ningún tipo, un parto natural a lo tribu del amazonas. Yo tengo claro que a la tercera contracción estará arañándose la cara y suplicando la epidural. Luego lo de la educación ella lo tiene fácil con la porra y las esposas del maridito a mano muajajajaja (es bromita). 

Elena es maestra de infantil, profesión que no le pega más que ser profesora de educación física, pero bueno, ella dice que es feliz, yo sé que dentro de unos años saldrá en las noticias por el asesinato de unos cuantos niños. Siempre ha dicho que quería familia numerosa, pero desde que trabaja con pequeños monstruítos se lo está replanteando y mejor que sea así, porque su novio, el profesor macizorro de universidad, tiene un pequeño problema con la obsesión por la limpieza y la higiene y eso no, un niño es de todo menos limpio. 

Y por último yo…Yo no tengo ni zorra de lo que quiero. Mi novio, Valentino, es un papi en potencia y yo una anti mami que le gusta dormir, comer comida grasienta y hacer viajes relámpago…así que cuando llegue el momento nos tocará negociar. 
Por ahora me conformo con hacer de tía para los niños de mis amigas. Siempre he dicho que tengo madera de tía consentidora pero no de madre limpia-mocos. 

Andrea nos contaba el otro día, que su hijo, cuando tenía meses, expulsó una caca a presión mientras le cambiaban el pañal, pringando todas las paredes de mierda. Tardaron tres días en limpiarlo todo y deshacerse del olor y aún así dice que merece la pena… ¿Por algo será? 

Un abrazo de valentioso para mis cuchufletillas. ¡Os adoro! 


Facebook: valentina en tacones  


Twitter: @valentacones  


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