domingo, 10 de agosto de 2014

¡¡Valentiregreso!!!

Queridos valentinos y valentinas:

Siento este abandono total y absoluto, pero no ha sido culpa mía, si no de este portátil estúpido y roñoso y de unos ineptos que lo han tenido un mes paralizado, eso si, como comprenderéis no les he pagado ni un chavito, después de haberme tenido incomunicada todo un mes y para colmo devolverme el ordenador prácticamente igual que lo llevé, no se merecen ni las gracias. Así que monté el pollo, y con una mirada asesina salí muy digna del establecimiento. Solo espero que no tengan acceso a él porque si no seguro que me lo plagan de virus. 

En fin, al lío, han pasado bastantes cosas... ¡y no sé como ni por donde empezar! Creo que por el principio, así que toca hablar sobre el valenticoncierto de la diva, la única, irrepetible e inimitable Mónica Naranjo.

Pues bien, era un jueves, y yo, cual pringada estaba trabajando, muerta de asco, congelada por el aire acondicionado irregulable de la tienda y escuchando una y otra vez el último disco de la divísima, porque es bien sabido por todos, que para disfrutar un concierto tienes que ir con las letras requetesabidas para poder berrear cual loca descosida y así, poder salir con la prueba indiscutible de que has estado en ese concierto y de que eres una fan incondicional, es decir, una afonía de muy padre y señor mío que durante un tiempo te hará parecer un componente de "Los mojinos escocios" pero luego se te queda una voz la mar de sensual. Mientras memorizaba y memorizaba, me puse a bailar cual gogó con tanga y pezoneras fosforescentes y a cantar como si no hubiese un mañana, sin darme cuenta que había alguien en la puerta esperando a ser atendido. Cuando carraspeó, la sangre se me fue de la cara y me quedé petrificada en una postura absurda, con el culo en pompa y los brazos en alto y poco a poco me di la vuelta con más vergüenza que cuando le toqué una teta a mi profesora...y... ¡Era Nati! Con un par de latas de cervezas congeladas y un paquete de quicos en la mano. Casi la reviento, lo juro, mientras ella se descojonaba a lágrima viva yo no paraba de pegarle y de decirle lo profundamente idiota que era. Menos mal que la cervecita fría me hizo tragarme todo el ridículo que había almacenado en ese momento. ¿Sabéis? Natasha y yo, como somos unas ratas-agarradas, enfriamos las cervezas en la sección de congelados del super, quiero decir, si estamos dando una vuelta, o como en este caso, estamos en la tienda, Nati va, mete un par de cerves entre las patatas congeladas y las croquetas y a la media horita vuelve y...¡tachán! Cerveza fría por menos de un eurete, pakis del mundo, temblad. Este método está clasificado como el "valentiahorro", otro día os contaré como ir al autocine de gratis, y no, no hace falta ponerse las rodilleras para conseguirlo, creerme. En fin, Parecía que Nati se había olvidado de su depresión postruptura por culpa de la zorrusca... ¡pero si hasta cantaba! Y creerme, eso no es algo natural ni habitual ni nada que se le parezca. Solo os diré que jugar con ella al Sing Star, es como jugar sola, se limita a susurrarle sensualmente al micrófono, mientras el resto nos desgañitamos intentando parecernos a Rocio Jurado, pero oye, siempre gana, no me lo explico y sinceramente es algo que me escuece en mi orgullo de persona que le gustaría cantar bien.

Pues eso, Nati cantaba y yo ,mientras, recogía todo para ponernos en marcha. Una vez llegamos allí, no había tanta cola como esperábamos, así que abrimos un par de litronas fuera del recinto y cenamos un bocata a medias mientras nos plimplabamos a base de bien para darlo todo más y mejor. Vimos pasar a todo tipo de especímenes humanos, chicas-chicos, chicos-chicas, porque otra cosa no, pero homosexuales había un rato, de hecho, creo que era la única hetero del lugar. Si miraba a Nati, veía como le hacían los ojos chirivitas (y lo que no eran los ojos) y obviamente, por muy buena amiga que sea y muchas ganas que tenga de que vuelva al mercado, no tenía ninguna intención de pasarme todo el concierto sola. Así que agarré fuerte la mano de Nati y empecé a llamarla cari, churri, amor y todo tipo de apelativos moñas que pudiesen ahuyentar a las cazadoras.
Cuando entramos todo fue mucho más heavy, nada más entrar, placa-laca, un tío gordo, barrigón, el típico prototipo de camionero, muy moreno y con el pelo muy negro y poblado. A todo esto se le suma que iba con un vestido rojo ajustado, unos tacones de aguja infinitos, más maquillado que Carmen de Mairena y de complemento una barba bien tupidita, vamos, una especie de Conchita2.0. Era totalmente imposible quitarle los ojos de encima y es que me cuesta entender mucho las pintas de alguna gente, veamos por ejemplo a los hipters, esos nuevos bohemios, intelectuales que tienen ese aire de "paso de la sociedad" pero luego se compran la ropa de marca tal, en tiendas tal y se gastan un pastón para ir vestidos como si hubiesen cogido la ropa del contenedor de basura, así que queridos niños de papá, dejar de ir de bohemios, intelectuales torturados por la vida, porque dais mucha pena y bastante risa.

Volvamos al concierto que me pierdo...Una vez llegamos al escenario, tuvimos una hora y pico de sesión de música rollo Tomorrowland, que yo no se muy bien como clasificarla, pero Nati es una entendida del tema y me dijo que estaban pinchando cosas muy cutres. Desde luego uno de los dj's era la pena negra, no por la música que pinchase o dejase de pinchar, si no porque el pobre era gangoso y cada vez que intentaba animar al público era...en fin, algo muy raro. Imaginaos algo del estilo-Vamossss las manos agggibaaaa- y claro, yo no me vengo arriba con esa voz ni de coña, que oye, admiro su valor, pero para cierto tipo de profesiones, hace falta tener una voz un poco más apañada. Al fin este par de personajillos se fueron y bajaron el telón... ¡Había llegado el momento! Pero joder, aún tuvimos que esperar veinte minutos más, en los cuales, un par de madres que acompañaban a su hija, discutían si la palabra "resetear" estaba de moda o no, ¿hola? no quiero llegar a decir ese tipo de paridas nunca, por favor no me dejéis. Bueno, tendríais que ver a la hija muerta de vergüenza, intentando meter la cabeza bajo tierra cual avestruz.

¡Y por fin, por fin salió la pantera! Enorme, guapa y estilosa como ella sola. Tenía un montaje brutal, coristas de lujo, escenario espectacular y sobre todo, su pedazo de voz. Cantamos, gritamos, saltamos, aplaudimos y bailamos, todo esto ojipláticas perdidas por la voz que salía de ese cuerpo tan pequeño. Nos fuimos con ganas de más, nos hubiésemos quedado un par de horitas más. Yo no tuve que esperar al día siguiente para lucir mi afonía, distintivo indiscutible de lo súper fan que soy....

Y aquí termina todo. En un taxi, con agujetas en las piernas y ampollas en los pies pero más felices que nadie. Espero que no me hayáis abandonado por esa ausencia involuntaria, ¡prometo recompensaros!

Un valentibeso gigante, os adoro.

Twitter: @valentacones


facebook: valentina en tacones

No hay comentarios:

Publicar un comentario